El instinto y la cultura no pueden considerarse de modo separado, sino como manifestaciones de la propia conducta humana, influyéndose mutuamente.
Por un lado podemos decir que el niño en sus primeras edades es demasiado pequeño para absorber, para incorporar a su vida lo que le llega del exterior.
Al iniciar su camino hacia el desarrollo total como ser humano, el pequeño dispone de dos cualidades entre otras, que deben hacernos tomar unas precauciones muy especiales:
1º Su inmenso deseo de aprender
2º Sus inmensas posibilidades de conseguir este deseo.
Las tres primeras lecciones de tu hijo
Los padres como primeros educadores y los profesionales de la educación, han de haber asimilado tres lecciones para llevar al éxito a un bebé:
1ª) CARIÑO
Ser un ejemplo constante de amor. La primera prueba de que este amor existe es la mirada de aceptación que el padre, la madre y cada uno de los educadores dan a la criatura.
2ª) DEDICACIÓN
Hay que dedicarle tiempo al niño, estar con él. Nos podemos hacer las siguientes preguntas: ¿Cómo nos portamos los padres al volver del trabajo?, ¿Cuánto tiempo estamos a solas con nuestros hijo o hijos a la semana?, ¿qué manifestaciones diarias de alegría hay en mi casa?
3ª) COMPETENCIA
Cuando el bebé o el niño tiene contacto con su educador o educadores ha de reportarle un continuo beneficio. Quiere decir que hemos de estar preparados para hacer interesante la relación de cada niño o niña. Evitaremos así, la triste actitud de "estar aburrido".
¿Son demasiado pequeños para educar su voluntad?
No, al contrario. Por ser pequeño debemos actuar con mayor ejemplaridad, firmeza y constancia en todo momento.
Hay que conseguir una vida diaria bien regulada y unas informaciones claras y precisas, fijas no cambiantes, que vayan, poco a poco, formando el orden interior, hábitos de conducta absolutamente necesarios.
Resulta bastante sorprendente comprobar el desconocimiento que muchos padres tienen de cuáles son los hábitos básicos que han de desarrollar en sus hijos.
- El orden exterior: ayuda a construir el orden interior.
- La voluntad: se educa desde el momento de nacer.
- Horario: vida diaria bien regulada, clara y precisa.
Los hábitos básicos
¿Qué ha de hacer cada día el niño para que digamos que está educado? Debemos marcarnos unos límites, una estrategia, para conseguir que nuestros niños adquieran los cuatro hábitos básicos: ORDEN, HIGIENE, SUEÑO Y COMER BIEN.
Si no nos lo proponemos ahora que son pequeños, apenas unos bebés, no podrán convivir con nadie, serán impresentables en sociedad.
Su potencialidad inmensa para aprender
Los niños de 0 a 8 años tienen una potencialidad inmensa para aprender, tanto lo que llamamos conducta o sociabilidad como todos aquellos hechos y conocimientos que llamamos lengua, ciencia o técnica.
Lo primero le prepara para ser un hombre o una mujer que sirve a todos los que están con él o ella, lo segundo le asegura la eficacia, incluso el éxito, de este servicio. Indudablemente nos hace más felices el primer aspecto: saber convivir, no se ha encontrado ningún educador que haya cifrado la felicidad en el éxito científico o en el técnico.
¡Qué repelente resulta el niño sabelotodo! No es capaz de aguantar una broma, de distraer a sus compañeros, de reconocer sus errores y de comprender que los demás no son tan "perfectos" como él.
El afán de hacerles sociables está presente siempre en la acción educativa, hay que recordar un consejo: enseñarles a los niños que existe el prójimo.
Resumiendo podemos concluir:
1º Saber convivir (educación familiar- hábitos básicos).
2º Ser útil (desarrollo de la inteligencia).
3º Ser feliz (fruto de la libertad).