Cada mañana después de la sesión de Jolly Phonics y de realizar la temprana en el aula de un año, comenzamos con la clase de neuromotor y audiomotor. Lo primero que hacemos es poner música para que la asocien a la clase de psicomotricidad y, de este modo, se preparan para ello.
El primer ejercicio que realizamos es el gateo, en el cual los niños pasan de uno en uno gateando por el gusano de colorines, mientras el resto de compañeros esperan tranquilamente su turno escuchando la música y observando a sus compañeros.
Es muy importante el gateo, ya que entre otras cosas, conecta los hemisferios cerebrales entre sí creando rutas de información fundamentales para la maduración de las diferentes funciones cognitivas. Por otro lado, al desarrollar el patrón cruzado (coordinar pie izquierdo con mano derecha y viceversa) hace posible el desplazamiento corporal favoreciendo el equilibrio del cuerpo. Además ayuda a la futura lecto-escritura del niño, ya que se desarrolla la coordinación cerebral del ojo-mano.
Tras realizar el patrón del gateo, realizamos ejercicios vestibulares, los cuales ayudan a trabajar el equilibrio del cuerpo del niño, como son estar en el balancín sentados con las piernas estiradas o los movimientos encima de la pelota. A continuación, realizamos la actividad de segmentación-disociación. Ésta consiste en que los niños vayan conociendo su propio cuerpo y tomando control de él, por lo que se les manda mover la cabeza, los brazos y las manos, de arriba abajo. Esta actividad, la terminamos bailando con los niños al ritmo de la música, de forma que trabajemos el ritmo, el movimiento y la expresión corporal con ellos.
Finalmente, para dar por finalizada la clase de neuromotor y audiomotor, todos los niños se tumban en el suelo boca arriba para escuchar una canción de música clásica (como por ejemplo, Danza húngara de Brahms) para relajar su cuerpo y mente.
Por último, cabe añadir que aunque para los niños esta clase sea algo divertido y en la que piensan que estamos jugando con ellos, es de una importancia capital. Es un recurso metodológico fundamental que favorece el desarrollo del niño en todos los aspectos, permitiendo al niño relacionarse con el mundo que le rodea aprendiendo a expresarse y comunicarse de manera adecuada.